Escribir sobre escribir.

 Esta entrada del blog va a ser dedicada a la escritura, los/las invito a reflexionar sobre el arte de plasmar en palabras.

Como siempre, espero sus comentarios y aportes, e incluso pueden contarme qué piensan de esta temática.


 

    A menudo me encuentro pensando sobre la magia de escribir, y digo magia porque en ella encuentro asombro incesante, como un niño se sorprende ante un mago, ante un truco o show de ilusionismo. Si buscamos una concreta y comprensible definición de magia nos encontramos con lo siguiente: ´´Conjunto de conocimientos y prácticas con los que se pretende conseguir cosas extraordinarias con ayuda de seres o fuerzas sobrenaturales.´´ puedo establecer diversas relaciones entre ambos conceptos, pero la que más resalto entre la multitud, es el objeto de ambas: ´´conseguir cosas extraordinarias´´.

    La capacidad de seleccionar uno de los amplios e infinitos contenidos de la mente y plasmarlo mediante nuestro sistema de signos establecidos socialmente en un papel, en un ordenador, en un papiro; es de las actividades más maravillosas de las que es capaz el ser humano. Hurgar en la profundidad del sentir, poner en juego las emociones para crear y generar algo en el prójimo y en uno mismo, es un proceso que requiere, no solo una base, práctica y sistemas de lenguas naturales, mucho más que eso, hace falta pasión. Me gusta cerrar algunas ideas evocando a mágicos escritores de nuestra historia, tengo que reconocer que es complicado escoger uno. En esta oportunidad opte por una frase preciosa de Jorge Luis Borges que considero acorde:

"De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo...Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria."

    La liberación que otorga el escribir al alma es pura y satisfactoria. Hay quienes nos expresamos más fácilmente con palabras escritas, escribiendo cartas a quienes amamos, escribiendo en un diario íntimo aquello que nos atraviesa y pesa. Existen quienes brindan un poder sobre natural a lo escrito, porque la escritura a diferencia del habla, permanece intacta en espacio y tiempo, no se evapora. Es por ello que desde el surgimiento de este sistema, muchas veces ha sido utilizado como instrumento de poder y se le da más validez a lo que está en un papel que a lo que sale por la boca.

    En estos tiempos donde predominan las pantallas y luces tecnológicas, se produce una cierta pérdida o valor de la escritura, o al menos eso he notado en el contexto tecnológico e informativo al que pertenezco. Suele ocurrir que los mensajes se pierden, se malinterpretan, la red nos lleva a pensar que es más práctico y mejor mandar un texto, en lugar de conocernos cara cara, se filtran comunicados falsos en los que confiamos por el simple hecho de estar escritos. No me voy a detener mucho en esto, no es mi punto ni temática principal.

    Los géneros diversos que existen a la hora de escribir, se adecuan a cada persona, sus gustos, fines, creencias, la escritura en parte nos forma y define. Quiero concluir, invitándolos a pensar acerca de la escritura como una parte de nuestra identidad, constitutiva de lo cognitivo y emocional, porque va más allá de la psiquis. Sí, es un sistema de signos que se unen para ir formando oraciones, es una construcción social, cultural, creada con fines de practicidad y mantenimiento de la palabra en el tiempo, pero también es algo más, algo gracias a lo que existe la poesía, la música, lo científico, la educación, algo que mantiene más vivo el recuerdo, así como la fotografía, pero a diferencia de ésta, la escritura contiene diversos significados que se amoldan al sujeto que lee o escribe. Es única en cada uno de nosotros y es única en ella misma.




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